bannerhead diezmo

Solo diezmos

En este apartado encontrarás sólo artículos relacionados con el diezmo. Al final de los textos podrás dejar tu comentario y no olvides descargar el minilibro "El Diezmo: Una Verdad Irrefutable" Dios te guarde.

in Diezmo
Visitas: 22199
estrella inactivaestrella inactivaestrella inactivaestrella inactivaestrella inactiva
 

CAPITULO 6 - MALAQUIAS 3:10
Es habitual que los pastores que están a favor del diezmo, utilicen este archiconocido pasaje, yo lo aprendí casi de memoria, y di “de gracia lo que recibí de gracia” muchas veces usé con fuerza este versículo, dando a conocer en todas las formas posibles que todos debemos cumplir con este mandato bíblico, y creo que convencí a algunos. La verdad es que es muy común entre los cristianos, que cada vez que se nos enseña algo lo tomamos sin cuestionamientos, tal vez por las ganas de aprender, o porque está en la Biblia, o porque tenemos mucha confianza en el pastor y como tiene un ministerio creemos que es imposible que cometa errores en la interpretación de las Escrituras, un ser infalible, superior; quizás nos conformamos con que la cita aparezca en la Biblia y ya está, y no nos importa mayormente la interpretación, y así pasa el tiempo y nos ponemos viejos… Estamos lejos de la iglesia de Berea Hechos 17:11 “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” ¡Una iglesia digna de ser imitada! ¡Que ejemplo! Me pregunto ¿Cómo es que tenemos el Espíritu Santo y hay tanta ignorancia en nosotros? Leamos lo que dice en Juan 14:26 “más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” y otro Juan 16:13 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” Pregunta ¿Porqué, si somos hijos de Dios estamos tan falto de conocimiento? El problema no es Dios, sino tú y yo. . El Señor nunca va a actuar en nosotros si no nos disponernos en sus manos con el propósito de aprender, de crecer, de madurar como cristianos, parece que desconocemos el significado de escudriñar, aquí va: Escudriñar: examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente una cosa y sus circunstancias. ¡Así de simple! creo que la iglesia de Berea si entendió el significado.
Malaquías 3:10 “Traed los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”
La búsqueda de la verdad sobre el diezmo, me obligó a repasar varias veces este pequeño libro (Malaquías), y en especial la cita principal, ya que su uso es indiscriminado; lo que me llevó a formularme algunas preguntas, como: ¿Cuál es el propósito? ¿A quien está dirigido? ¿Es dable pensar que el cristiano puede probar si Dios efectivamente va a cumplir su palabra? ¿Cómo es que estando bajo la gracia, estamos al mismo tiempo bajo la ley? Fácilmente surgen muchas otras preguntas, por lo pronto, me parece que estas son más que suficientes para encontrar una respuesta al tema en cuestión. Ante todo, creo que es necesario considerar que este libro fue escrito 400 años antes de Cristo. “Profecía: La palabra de Jehovah a Israel por medio de Malaquías” Cap. 1:1 Este primer versículo ya nos dice a quien va dirigido, “Yo amé a Jacob y aborrecí a Esaú” Cap. 1:2-3 “¡Porque yo, Jehovah, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos! 7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes y no las habéis guardado. ¡Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros!, ha dicho Jehová de los Ejércitos. Pero vosotros dijisteis: ’¿En qué hemos de volver?’ 8 ¿Robará el hombre a Dios? ¡Pues vosotros me habéis robado! Pero decís: ’¿En qué te hemos robado?’ ¡En los diezmos y en las ofrendas! 9 Malditos sois con maldición; porque vosotros, la nación entera, me habéis robado.” Cap. 3:6-9 Aquí definitivamente está hablando del mandato dado al pueblo de Israel y como éste lo ha incumplido, se había vuelto un pueblo irreverente, grosero, indolente, hasta descarado con su propio hacedor. Dios dice de los sacerdotes “Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví” cap. 2:8, “Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon” Cap. 3:15. Como podemos ver, claramente va dirigido al pueblo judío, el propósito ya lo tenemos claro, es enrostrar a los sacerdotes y al pueblo el haber abandonado sus deberes y haber roto el pacto de Dios con Leví. De ninguna manera va dirigida a los cristianos, puesto que en ese entonces no existían, hasta la llegada de Jesús, 400 años mas tarde. En la ley, si cumplías con Dios eras bendito, y si no cumplías, estabas bajo maldición. "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas" Gálatas 3:10. Como cristianos ya no estamos bajo la ley "Cristo nos redimió de la maldición de la ley...” Gálatas 3:13. Si hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador, ya no estamos bajo maldición.
La Biblia de Estudio de la Vida Plena dice: “Cuando escribió Malaquías, los judíos de después del exilio en Palestina otra vez sufrían adversidades y decadencia espiritual. El pueblo se había vuelto cínico: dudaba del amor y de las promesas de Dios, ponía su justicia en tela de juicio, y no creía que había ningún provecho en obedecer sus mandamientos. Como su fe se desvanecía, se volvieron superficiales e insensibles en su observancia del culto, transgresiones contra el pacto. Malaquías confrontó a los sacerdotes y al pueblo con el llamado profético (1) a arrepentirse de sus pecados e hipocresía religiosa antes que Dios viniera de repente en juicio; (2) A quitar los obstáculos de la desobediencia que impedían el flujo del favor y la bendición de Dios; y (3) a regresar al Señor y su pacto con corazón sincero y obediente”.
El pueblo debía amar y honrar a Dios, pero optaron por desconocerlo, dejando la santidad y la consagración que se les había encomendado ¿Dónde estaba la honra que se le debía si él es el Padre? ¿Y dónde el temor si él es el Señor? Este mal alcanzó también lastimosamente a los sacerdotes quienes no dudaron en menospreciar su Nombre y profanar el altar cap. 1:12-13 “Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, que fastidio es esto! Y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y me trajiste lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda” Y les hace ver su rol ante el pueblo y ante Él cap. 2:7 “Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos”
Queda de manifiesto la falta de temor del pueblo, que en vez de aceptar su incumplimiento a la ley de Dios, y al sentido llamado del Creador “Volveos a mi, y yo me volveré a vosotros” el pueblo escogido de entre todas las naciones responde cual niño inocente ¿En que hemos de volvernos? ¿En que te hemos robado? Es increíble pensar que Dios invente una causa contra ellos.
No hay ninguna información que pudiera darnos a entender que nosotros tenemos las mismas obligaciones que el pueblo judío en el tipo de ofrendas y diezmos, ritualismo y sacrificios, por cuanto no vivimos bajo el sacerdocio levítico, no olvidemos que los levitas necesitaban sostenimiento económico por su trabajo en el tabernáculo, el pueblo dependía de ellos para acercarse a Dios; hoy puedes hacerlo personalmente, sin necesidad de un sacerdote ¡tu eres sacerdote!
Cuando oímos nombrar alfolí, nos imaginamos un ofrendero tipo platillo o una caja pequeña en donde se depositan los sobres con diezmos en su interior, pero no, alfolí es un granero, y no era precisamente para depositar los sobrecitos con dinero, sino para acopiar “la simiente de la tierra” los granos. El Comentario Bíblico de Matthew Henry dice: “El Alfolí (Termino castizo, aunque derivado del árabe, con que nuestra Reina-Valera llama al hórreo o granero) era el reservorio para los diezmos, anexo al templo y a cargo de los levitas 1º Crónicas 9:26,29”.
Una vez oí de un pastor una explicación bastante burda sobre el “Haya alimento en mi casa” decía, que esta se refería actualmente a la casa del pastor, puesto que antiguamente, los levitas funcionaban en el templo, ahora, los levitas son los pastores (esto lo veremos mas adelante) por lo tanto los diezmos debían ser llevados al pastor, y su casa, era la casa de Jehová; por que cuando hay necesidad en la congregación, el que atiende a los necesitados es el pastor y cuando llega visita de otros lugares, lo primero que hacen, es preguntar donde vive un pastor, luego se quedan en su casa y les da atención espiritual y también alimentos.
Reconozco el gran esfuerzo de este pastor en su explicación, pero la verdad es que es bastante liviana, es mas, si me permiten, es ridícula; debe buscar con urgencia mas información en los textos bíblicos y dejarse guiar por el Espíritu Santo y no dejarse llevar por emociones e invenciones ajustando la palabra de Dios a una enseñanza antojadiza; por último lea este librito. Cuando Dios dice “haya alimento en mi casa” hace referencia al tabernáculo o literalmente al templo, en donde oficiaban los levitas que como vimos anteriormente, eran su propiedad, y para su servicio, y estos levitas debían recibir el sustento de Dios, ordenado al pueblo, como salario por su ministerio. Ningún pastor puede arrogarse el derecho de insinuar siquiera que su casa, es la casa a la que hace mención este versículo, no debe olvidar, que si su casa es “casa de Dios”, también es la casa de Dios, la casa de cada uno de los hermanos que han recibido al Señor como su Salvador, delante de Dios estamos todos los miembros del cuerpo de Cristo en igualdad de condiciones, excepto por los ministerios, ni aun esto nos hace superiores a los demás.
Sobre las bendiciones que recibirían al cumplir con la entrega de los diezmos y ofrendas, no es más que la reiteración de lo que Dios ha ofrecido a su pueblo desde sus inicios, y nosotros los cristianos, tenemos gloriosas bendiciones, por ejemplo: 2 Corintios 9:6-12 “Pero esto digo. El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, también generosamente segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios”
Lucas 12:29-31 “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”
Si nos dedicamos a buscar en la Biblia promesas de bendiciones, encontramos una infinidad de citas ofrecidas para quien a aceptado a Jesucristo como su Salvador, y aceptan sus mandamientos, los del Nuevo Pacto y en estas no se hace ninguna mención al diezmo. Por lo que insistir en “derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” es ignorar o no querer ver las promesas de bendición para aquel que ofrende con alegría.
Adjuntos:
Descargar este archivo (El Diezmo - Una Verdad Irrefutable.pdf)Libro El Diezmo[ ]613 kB

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar